Escrita, producida, montada y musicada por Kurt Kuenne, Shuffle cuenta la historia de un hombre que acude a una psicóloga porque tiene un grave problema: Día tras día de su vida se despierta y tiene distintas edades. A veces es un anciano, otras veces un niño, adolescente, adulto… Por más que intenta detener el proceso, es inevitable que se duerma y pase a otra época.
Con un argumento que recuerda tanto a The Time Traveller’s Wife como Mr Nobody, Shuffle es una película pequeña que en muchos aspectos saca oro a pesar de su ajustado presupuesto (que se nota muchas veces cuando los personajes actúan contra un trozo del escenario y pocas veces recurren en interiores a planos amplios).
Su arranque y casi todo su metraje es rápido y dinámico, dejando con ganas de saber que pasa a continuación. Las edades se van sucediendo junto con trozos de información en una suerte de puzzle y nos dan una historia humana y bastante llena de emoción.
En su último tercio la película se convierte en una historia estilo Frank Capra, llena de sentimientos que tienden a lo sensiblero y fácil, y baja bastante el listón cuando llegan las respuesta a los interrogantes. Realmente es una película muy personal y eso se nota en el final con una música elegiaca que no pega con las imágenes que estamos viendo, pero que el director/productor/montador/compositor considera adecuadas.
Pero obviando esto en Shuffle tenemos un recomendable ejemplo: Hacer películas pequeñas con poco presupuesto no tiene necesariamente que ser la película de dos personas mirándose en una habitación y hablando sin parar de lo divino y lo humano, sino que puede resultar una historia dinámica y llena de sentimientos.