Desde el regreso del Doctor en el 2005, el nombre de Steve Moffat significaba mundos inexplorados, imaginación desbordante, acción, personajes carismáticos. Por eso todos nos frotamos las manos cuando Moffat se hizo cargo de la dirección de la serie.
Pero tres temporadas después, en las aventuras del doctor se nota cansancio, caminos ya paseados y eternos retornos. Son varios los problemas que sufre esta temporada:
– Han cambiado al Doctor, han creado una nueva encarnación con los gestos de Peter Capaldi, un actor capaz de resultar sombrío, cercano, solitario y cruel a la vez. Pero no saben qué hacer con él, no se atreven a convertirlo en un personaje más oscuro y por ello acaba resultando indefinido.
– Como pasó con Amy Pond, tampoco saben despedir a Clara Oswald. A veces se convierte en una revisitación de aquella. Si en las épocas anteriores a Moffat la marcha de los personajes acompañantes era triste y/o traumática. Aquí la marcha ya se hace por saturación.
– Moffat y sus personajes queridos a los que vuelve a traer una y otra vez como si fuera un juguete de feria… Sí, me refiero a Madame Vastra y compañía.
– La trama romántica que acompaña toda la temporada es un lastre, así como los jóvenes personajes secundarios que acompañan al doctor en alguna de sus aventuras… Son básicamente insufribles.
– La Season Finale resulta entretenida, pero vuelve a verse entorpecida por el personaje de Clara Oswald… Eso sí, se agradece el homenaje/plagio a The Return Of The Living Dead de Dan O’Bannon.
Resumiendo, tal vez debería ser hora de un cambio de manos al timón de la serie. Y lo digo con pesar, porque Moffat ha hecho grandes aportaciones, pero ya se nota el cansancio.