Lituania, 1673. Un enclave de judíos ortodoxos enfrenta su destrucción cuando los habitantes de una aldea cercana, asediada por la peste, les exigen salvar a una joven a cambio de no arrasar el enclave. Una mujer convoca fuerzas oscuras para traer un golem que salve a su pueblo.
Aunque JeruZalem no era precisamente memorable, hay que destacar la capacidad de los Paz Brothers – Yoav y Doron – para dar una cinta de Found Footage que tardaba en arrancar pero, una vez se ponía en marcha, ofrecía buenos momentos y un plano final que dejaba gran sabor de boca. En su siguiente proyecto, con guion de Ari Cohen, los hermanos Paz no terminan de arrancar una cinta que va a medio gas.
Tal vez sea la historia o el personaje central, Hani Furstenberg, que no termina de focalizarse: vale que los gentiles son como bárbaros, además de ir llenos de suciedad de los pies a la cabeza como buenos malos de la función, pero ¿Qué aporta el interesante prologo, posiblemente las mejores imágenes de la película? ¿Por que el personaje de Hanna sabe tanto? ¿Cuáles son los motivos de sus cambios de parecer a lo largo de la historia?
The Golem mezcla buenos momentos y buenas imágenes con parones innecesarios y un trabajo de cámara que parece sacado de otra película, la sensación al terminar de verla es que se queda en la superficie de algo que podría haber sido interesante y/o entretenido.
Kathy y Lizzy, madre e hija, circulan por una carretera solitaria cuando un accidente les obliga a detenerse; solas, bajo la lluvia y a la espera de ayuda, tendrán que enfrentarse a un monstruo que acecha entre las sombras del bosque.
En demasiadas ocasiones, las intenciones y los resultados son diametralmente opuestos: la idea de Bryan Bertino, director y guionista, era que las protagonistas no solo tuvieran que enfrentarse al monstruo que espera en el exterior del coche, sino también a sus propios demonios en las relaciones madre alcohólica/hija traumatizada. Vale, estas son las intenciones y ¿los resultados?
The Monster es una cinta que se hace eterna, y no es culpa del muy solvente trabajo de Zoe Kazan y Ella Ballentine, sino a que la historia está demasiado estirada y el espectador termina por cansarse; por el camino una serie de flashbacks, que dan la impresión de estar metidos para alargar metraje más que para hacer avanzar la historia, que solo en sus momentos finales alcanza una emotividad realista de la que se hubiera beneficiado The Monster si Bertino hubiera logrado este nivel desde el principio.